Como empresas, una parte fundamental de cómo respaldamos nuestro compromiso con la vida y el bienestar de las personas, tiene que ver con el desarrollo de las capacidades técnicas y legales en materia de seguridad, salud en el trabajo y protección ambiental.
Estamos llamados cada vez más a migrar hacia un modelo económico sostenible y consciente, en el que los equipos de trabajo y contratistas ocupen siempre un papel protagónico dentro de la gestión organizacional, pues hacen parte de las cadenas de valor.
Hablar de sostenibilidad en estas cadenas implica que, como empresas, tenemos una labor fundamental en la evaluación de riesgos y la gestión efectiva de estos. Garantizar dicha gestión es una manera de reflejar el compromiso que tenemos como ciudadanos corporativos y materializar un liderazgo humanista que permee todos los niveles del ADN de las organizaciones que representamos.
¡Este es un tema mayor! Es en las cadenas de suministro y de valor donde se concentra la materialización de los propósitos que nos planteamos como empresas. Es con el apoyo de todos los eslabones de esta cadena que logramos cumplir lo que prometemos y, por eso, es el punto en el que debemos concentrar una buena parte de las acciones que permitan garantizar el bienestar y calidad de vida de las personas involucradas.
Esto, a su vez, permite que seamos sostenibles: a corto plazo para continuar operando y sostenibles a largo plazo para generar el tan anhelado y esencial equilibrio entre las condiciones sociales, económicas, ambientales y de gobierno corporativo.
Contribuir con el crecimiento y desarrollo de nuestro país implica cuidar nuestras cadenas. La única forma de lograrlo es identificando aquello que las pone en riesgo, buscando mitigarlo. Aunque muchas veces ponemos la lupa en lo que implica un riesgo físico, celebro que, bajo una mirada cada vez más integral, ahora nos estamos enfocando en generar planes integrales de acción que abordan la gestión de riesgos asociados a temas sociales, psicológicos y mentales que podrían afectar a las personas.
Realizar este seguimiento con quienes hacen parte de nuestras empresas de forma directa es una labor fundamental, se trata de personas con las que habitualmente nos relacionamos. Sin duda, ampliar la visión hacia las personas que integran nuestras cadenas de valor y suministro resulta ser todo un reto para nuestras organizaciones y será una necesidad si pretendemos hablar de sostenibilidad.
En este sentido, hoy en día desde el CCS contamos con soluciones integradas, como el Registro Uniforme de Contratistas (RUC), que permiten hacer seguimiento a empresas contratistas para contribuir a la creación de valor compartido y garantizar también el bienestar social.
Como empresas estamos llamadas a impactar de forma positiva nuestros entornos y esto implica garantizar espacios colaborativos en los que todos, más allá de un compromiso contractual y económico, compartamos un propósito común: proteger la vida de las personas, preservar el medio ambiente y generar una sociedad sostenible.
ADRIANA SOLANO LUQUE
Presidenta ejecutiva del Consejo Colombiano de Seguridad
