Si hay algo sobre lo que se tiene certeza, es que el paso del tiempo es inevitable. De hecho, a medida que avanzan los años, este se va haciendo cada vez más visible en nuestro cuerpo gracias a lo que conocemos como envejecimiento.
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Si bien el envejecimiento es un proceso natural, su velocidad y calidad dependen en gran medida del estilo de vida que se lleva. Razón por la que algunas personas parecen envejecer más rápido que otras.
Un factor que puede influir de manera significativa en cómo se dan esos cambios es la dieta. De acuerdo con William Li, médico y biólogo cardiovascular de la Universidad de Harvard, existen algunos alimentos que pueden acelerar el envejecimiento, impactando no solo la salud interna, sino también la apariencia externa.
En esa lista de alimentos hay uno que se destaca sobre los demás: la carne roja.
Según explicó el experto al diario británico The Mirror, el consumo habitual de carnes rojas y procesadas puede dificultar la regeneración celular y acelerar el deterioro. Un comportamiento que se hace evidente en la pérdida de flexibilidad y en el incremento de la susceptibilidad a la formación de placas que pueden bloquear las arterias.
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Carne roja
Lo anterior puede, además, aumentar el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular u otros problemas crónicos relacionados con el envejecimiento prematuro. Aquí también juega un rol importante la cantidad de sodio que contienen las carnes procesadas, puesto que su consumo en exceso puede contribuir a la hipertensión.
Pese a que no hay una cantidad específica de carne que se recomiende comer, algunas guías dietéticas internacionales recomiendan moderar su consumo, sumando a la dieta otras alternativas proteicas como el pollo, el pescado o las legumbres.
Los alimentos y el envejecimiento
El Dr. Li señaló que mantener una dieta equilibrada y rica en nutrientes es esencial para preservar la integridad de los vasos sanguíneos, lo que a su vez puede contribuir a un envejecimiento más lento y saludable.
Lo anterior, considerando la importancia que tiene el cuidado del sistema circulatorio para preservar la flexibilidad del cuerpo y tener mayor movilidad durante la vejez. Es decir, una alimentación saludable puede contribuir a la protección y regeneración del revestimiento interno.
"Los alimentos pueden ayudarnos a mantener la elasticidad juvenil de los vasos sanguíneos", destacó el experto.
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