Originarios de las regiones montañosas de Asia Central, los tulipanes se han convertido en una de las plantas más comunes en todo el mundo gracias a su belleza y a los pocos cuidados que requiere para su crecimiento. El significado de los tulipanes depende específicamente del color de sus flores, por eso, al momento de obsequiarlas, hay saber que siempre hay un mensaje oculto detrás.
La magia de los colores
De acuerdo con la revista Architectural Digest, esta planta herbácea de la familia de las liliáceas florece en primavera, por lo que está asociada en general como símbolo de renovación y esperanza.
Si quiere quedar bien y regalar unas debe saber qué está queriendo transmitir y si recibe alguna de ellas, es importante también que sepa qué mensaje le están queriendo hacer llegar, ya sea de amor, compañerismo o lealtad.
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Cuestión de significado
• Tulipanes rojos: Representan el amor verdadero y la pasión. Son un símbolo clásico de romanticismo, similar a las rosas rojas.
• Tulipanes amarillos: Tradicionalmente, simbolizaban celos o amor no correspondido, pero actualmente también se asocian con la felicidad, la amistad y la alegría.
• Tulipanes blancos: Simbolizan el perdón, la pureza y la paz. También pueden ser un signo de respeto o un deseo de reconciliación.
• Tulipanes rosados: Son un símbolo de afecto, amor juvenil y buenos deseos. También se asocian con la ternura y el cariño. Son ideales para celebrar el nacimiento de una niña.
• Tulipanes morados: Representan la realeza, el lujo y la admiración. Pueden estar vinculados a la nobleza y la sofisticación.
• Tulipanes naranjas: Simbolizan entusiasmo, energía y pasión, pero de una forma más alegre y vibrante que los tulipanes rojos. Suelen ser usados para animar a cualquier persona que esté atravesando por un mal rato.
• Tulipanes negros (o muy oscuros): Estos tulipanes son más raros y simbolizan misterio, elegancia y poder.
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Archivo particular
¿De dónde vienen?
Antes de ser cultivados por humanos, los tulipanes crecían de forma silvestre en las regiones montañosas de Asia Central, específicamente en áreas como Kazajistán, Irán y Afganistán, y en algunas partes de Turquía.
Su cultivo se originó en el Imperio Otomano (actual Turquía), donde se volvieron extremadamente apreciados. Su nombre proviene del término turco tülbent, que se refiere a un turbante, debido a la semejanza de la flor con esta prenda.
A partir del siglo XVI fueron llevados a Europa, donde ganaron popularidad rápidamente, especialmente en los Países Bajos. Allí se convirtieron en parte inseparable de su paisaje y de su cultura.
