Entre los alimentos básicos, el pan es uno de los que genera más amores y odios. Una reputación que responde a que su consumo suele asociarse al origen de algunas enfermedades, en especial, por ser una fuente de carbohidratos.
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Pero, ¿qué tan justificada es su mala fama?
Lo primero que hay que saber es que el pan también es alto en fibra dietética, vitaminas y minerales. En el caso de la fibra, por ejemplo, su consumo diario recomendado (25 gramos) puede estar cubierto con la ingesta moderada de este alimento.
En lo que se refiere a los carbohidratos, la principal crítica se enfoca en la confusión que existe entre los simples y complejos. Estos últimos son los que contiene el pan y estos suelen ser conocidos por tener un efecto moderado y sostenido sobre la glucosa en sangre.
En ese sentido, el índice glucémico de ciertos tipos de pan es menor comparado con otros alimentos ricos en azúcares simples. A esto se le suma que la presencia de fibra ralentiza tanto la digestión como la absorción de glucosa.
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Pan
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El pan, además, ha sido criticado por los aceites vegetales y la margarina usados en sus formulaciones, ya que estos están generalmente relacionados con el riesgo de padecer una enfermedad cardiaca. No obstante, en algunos casos, las margarinas modernas han reducido su contenido y algunas están formuladas con aceites vegetales ricos en ácidos grasos insaturados.
En ese orden de ideas, algunos expertos sugieren que el pan puede actuar como complemento de una dieta balanceada, de la que también pueden hacer parte alimentos frescos, granos enteros, frutas, verduras y grasas saludables. Esto teniendo en consideración un consumo moderado.
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