En los últimos años, la salud mental se ha convertido en un tema ha ganado una relevancia significativa en la agenda informativa y académica de todo el mundo, llegando incluso a ser reconocida como un pilar fundamental del bienestar integral de las personas; gracias a factores como la pandemia, el estrés laboral y la vida acelerada, que han derivado en que se preste más atención a la calidad de vida.
Cada vez son más los expertos que dicen que la salud mental no es un lujo, sino una necesidad que afecta tanto al individuo como a la sociedad, revisando así los elementos que ayudan a cuidarla y también inciden en un posible deterioro. Si bien esto ha permitido que haya progresos en la visibilidad de la problemática, aún queda mucho por hacer en cuanto a la prestación de servicios y el acceso a tratamientos adecuados.
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Andrés Ramírez, docente de la Universidad de Cundinamarca, advierte que muchas personas continúan enfrentando estigmas o barreras para buscar ayuda profesional, razón por la cual es crucial que las instituciones y gobiernos implementen políticas que promuevan el bienestar mental y que faciliten el acceso a atención psicológica, priorizando la prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado.
Así mismo, este académico dijo que hay elementos que se pueden usar como aliados para proteger la salud mental, como la música, que más allá de su valor estético y cultural, en su concepto ha demostrado ser una herramienta valiosa en el manejo de algunos trastornos emocionales.
Salud Mental
No obstante, Ramírez enfatizó en que debe ser usada con cuidado, ya que si bien tiene la capacidad de modular el estado de ánimo, reducir el estrés y facilitar la expresión, factores particularmente útiles en el manejo de la depresión, caracterizada por un estado de ánimo bajo, pérdida de placer, fatiga, y pensamientos negativos; si se usa de forma inadecuada, esto puede derivar en lo contrario.
“Personas con depresión al oír ciertas melodías que traen recuerdos negativos tienen el riesgo de acentuar las emociones que les producen fatiga, pérdida de sueño y pérdida de apetito, por lo que no es recomendable usar la música como terapia sin ningún tipo de guía”, afirmó el docente del programa de psicología.
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Por otra parte sostuvo que uno de los mecanismos clave es la influencia del rol de la música en el sistema límbico, que está involucrado en la regulación de las emociones y de esta forma puede estimular la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, ambos relacionados con el placer y el bienestar, por lo que escuchar o interpretar música puede producir una respuesta emocional positiva, contrarrestando la apatía y la tristeza persistente.
“La activación de estas áreas cerebrales también puede ayudar a romper patrones de pensamiento negativos al inducir estados emocionales equilibrados y placenteros. Además, ciertos ritmos musicales pueden generar un efecto relajante al reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que es particularmente importante en personas con depresión, que a menudo experimentan ansiedad y tensión física”, agregó.
Escuchar música
Andrés Ramírez también destacó que “en personas con depresión, la capacidad de expresar emociones está frecuentemente inhibida, lo que contribuye a un círculo vicioso de represión emocional. Al escuchar e interpretar música que refleje o resuene con sus emociones, las personas pueden experimentar una forma indirecta de validación y expresión. Asimismo, la música puede tener un impacto en la memoria emocional, debido a que ciertas melodías o canciones están asociadas con experiencias emocionalmente significativas”.
De esta forma, el profesor y psicólogo de la Universidad de Cundinamarca cerró diciendo que aunque los efectos que pueda tener la música en la salud, dependen del uso que se le de, son más los casos de éxito y beneficios para quienes quieren cuidar la salud mental.
