He resultado curioso para los aficionados al tenis el hecho de que los deportistas que participan en el campeonato de Wimbledon, a diferencia de otros torneos de este deporte que se celebran en diferentes países del mundo, siempre vistan de blanco para jugar en esta competencia que disputa todos los años en el Reino Unido.
Teniendo en cuenta que para muchos tenistas el color de sus prendas competitivas es importante, siempre hacen una excepción para el caso de Wimbledon, pero, ¿por qué se da este patrón?. A continuación le explicamos.
Si se tiene a la mano el reglamento de la competición, este deja bastante claro que los tenistas que participen en el abierto están obligados a vestir predominantemente de blanco.
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La razón de esta particular norma podría ser el arraigo a la tradición del torneo. A lo largo de su historia, se le ha considerado a Wimbledon como un torneo que se ancla a las tradiciones del deporte, pero la realidad es, en realidad, algo distinta.
Wimbledon es considerada por el mundo tenístico como 'La Catedral' de este deporte, puesto que, a lo largo de los más de 150 años de existencia del torneo, este se ha destacado sobre la mayoría de otras competiciones que han surgido a lo largo del tiempo.
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La importancia de Wimbledon se debe, principalmente, al nivel de detalle que el torneo siempre ha tenido como prioridad, así como la evolución de los aspectos tradicionales de la competición, citando como ejemplo el color de las pelotas, las cuales eran blancas antes de la llegada de la televisión a color, momento en el cual cambiaron a amarillas para mejor contraste visual.
Wimbledon.
En sus inicios, la vestimenta de los y las tenistas era más convencional de la época (mujeres con corsé y vestidos largos y hombres con saco, corbata y pantalón); sin embargo, el color blanco se instauró, principalmente, porque este permitía que el sudor se notara menos en los deportistas.
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Fue hasta épocas de la Primera Guerra Mundial en la que se vio algún tipo de evolución. En el caso de las tenistas mujeres, las mujeres lograron sacar al corsé de la competición y, de igual manera, lograron reducir el largo de la falda hasta pocos centímetros debajo de las rodillas.
Los hombres, en cambio, cambiaron sus pantalones largos por otros de franela. También redujeron el tamaño de las mangas de las camisas y la botonadura. Esto inspiró a otros diseñadores como Jean Patou, Coco Chanel, Ted Tingling o René Lacoste a diseñar ropa destinada única y exclusivamente para la práctica del tenis.
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Los avances en las prendas de vestir para los tenistas en Wimbledon fue directamente proporcional con el avance del tiempo, pero no fue hasta 1992 que se le dio un valor comercial al color blanco en los uniformes de los tenistas.
André Agassi, un tenista conocido en los años ochenta por competir con prendas coloridas, uñas pintadas y jeans cortos, apareció en aquella edición vestido totalmente de blanco, lo que inmediatamente sorprendió gratamente a todo el mundo: al público, a la competición y a las marcas deportivas.
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En resumen, los tenistas que compiten en Wimbledon visten de blanco por tradición, esto a pesar de que ha habido muchos intentos por tratar de sobreponerse a la regla de uno de los torneos de tenis más importantes del mundo.
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