El dato del Dane sobre el gasto de hogares en el PIB en el primer trimestre confirma lo observado por Raddar y por Fenalco: el ajuste es más fuerte de lo esperado.
Esto se nota fuertemente en los bienes durables y semidurables, con menor afectación en los servicios y comenzando un contagio indeseado en los bienes no durables, con un cambio en su tendencia de inflación, como consecuencia del clima, los impuestos a alimentos ultraprocesados, entre otros.
La inflación de no durables en abril de 2024 (7,34%), los bienes que componen el mercado de los hogares, es ligeramente mayor que la de marzo de 2024 (7,30%), impactando el freno de la inflación total, dejando ver las preocupaciones del Banco de República.
Este cambio en inflación se suma a las lluvias que, hacen que la gente vaya menos a las tiendas de barrio y busquen ir a supermercados, con una menor frecuencia.
Esto golpea a los tenderos, ambulantes y otras formas de economía popular, reduciendo sus ventas y hace que deban subir precios en muchas cosas para poner mantener su nivel de ingreso.
Por el lado de los semidurables y durables, es evidente que a diferencia de 2021 y 2022, cuando los compradores compraban anticipadamente antes de los precios y las tasas de interés subieran, ahora esperan pacientemente a que las tasas bajen para volver a demandar crédito de consumo y usar más su tarjeta de crédito, dejando el movimiento de la venta de vehículos mayormente en los híbridos, causando que Toyota por primera vez en la historia sea la marca más vendida algunos meses en el país, mientras Colmotores cierra sus puertas.
El comprador comienza a moverse. No sólo debe cambiar su frecuencia de ir a comprar cosas de mercado para la casa por las lluvias, sino que debe sacrificar algunas cosas por el aumento de precios y nuevos impuestos, aprovechando algunas cosas que baja de precio como la yuca, aunque no todos la compran, porque prefieren la papa.
La papa subió de precio 4,75% frente al año pasado, lo que a algunos economistas les puede hacer pensar que es una inflación baja, pero subió 9,5% frente al mes pasado, afectando a las mamás que hacen mercado cada semana y que no se acuerdan qué pasó hace 12 meses, pero si sabe que tiene que comprar menos porque los precios subieron en un mes.
La diferencia entre la forma de pensar de muchos economistas y las mamás es enorme: esto nos lleva a no comprender la realidad del gasto de los hogares, que debe hacer grandes ajustes en su bolsillo mensual, ante pequeños cambios de inflación anual. Lo micro mueve lo macro y no al contrario.
Por esto, no debemos olvidar que, en un mercado lento, el consumidor cambia rápidamente.
CAMILO HERRERA MORA
Fundador de Raddar
