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Beethoven Herrera Valencia
análisis

Megabanco supersecreto

Poco conocido por la opinión pública, el Banco de Pagos Internacionales (BPI), es una de las más importantes instituciones del sistema económico mundial.

Beethoven Herrera Valencia
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Beethoven Herrera Valencia

Una de las más importantes instituciones del sistema económico internacional es muy poco conocida por la opinión pública, de modo que sus acciones casi nunca son objeto de escrutinio. Se trata del Banco de Pagos Internacionales - BPI (Bank for International Settlements - BIS, por sus siglas en inglés), creado el 27 de febrero de 1930 con sede en Basilea, como espacio de cooperación entre los bancos centrales.

Es más antiguo que el FMI y cumple algunas funciones similares; y ha tenido el mérito de advertir acerca de la burbuja hipotecaria de Estados Unidos (lo cual no hizo el FMI), pero fue utilizado para canalizar el oro y capitales que los nazis robaron a los países que ocuparon en la Segunda Guerra Mundial. En la conferencia de Versalles, que dio fin a la Primera Guerra Mundial (1919), se impusieron a Alemania sanciones como reparación a favor de Inglaterra y Francia, y el Reichsbank (banco central de Alemania) quedó bajo control externo. En 1928, las entidades financieras estadounidenses habían enviado a Alemania 1.600 millones de dólares, facilitándole así, indirectamente, el pago de las reparaciones.

La Gran Depresión generó el retiro de esos inversionistas y se diseñó el Plan Young, que estableció que Alemania pagaría 29.000 millones de dólares en 58 años. Entonces, Montagu Norman, gobernador del Banco de Inglaterra, en asocio con Hjalmar Schacht, de Alemania, crearon el BIP para canalizar esos pagos y se devolvió a Berlín el control de la política económica alemana. En su fundación participaron los gobernadores de los bancos centrales de Francia, Italia, Japón Inglaterra, Alemania y Bélgica. Aunque la FED de Estados Unidos no esta autorizada a tener acciones en propiedad, se formó un consorcio de bancos privados de ese país para que hicieran parte del BIP. Por su parte, los alemanes se aseguraron de que ninguna decisión se tomara sin su participación. Pese a la creación del FMI y del Banco Mundial en 1944, el BIP se mantuvo no para financiar proyectos de desarrollo ni para acudir en rescate de países en situación de crisis, sino para ofrecer servicios directos, coordinación financiera y servir de lugar de encuentro a los banqueros centrales.

La moratoria alemana de 1934 paralizó dicho banco, en tanto que la política de expansión de gasto adoptada por Schacht en Alemania, permitió recuperar la economía y mantuvo el apoyo del BIP, pero este último guardó silencio ante el régimen de terror que comenzó a implantarse en Alemania. Cuando Hitler ocupó los sudetes checos, el Banco Nacional de Checoslovaquia transfirió la mayor parte de su oro al Banco de Inglaterra, en dos cuentas: una a nombre del BPI y otra a nombre del Banco Nacional checo, pero los ocupantes nazis en Praga ordenaron al BIP transferir las reservas checas desde Londres a una cuenta del Reishbank, y así se hizo.

La FED y el Banco de Inglaterra consintieron el despojo y el BPI aceptó recibir el oro saqueado por los ocupantes nazis, lo mismo que las riquezas expropiadas a los judíos, incluido el metal precioso de las joyas y dentaduras de los muertos en los campos de concentración.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos, bajo la dirección de Morgenthau, consideraba al BIP un instrumento de infiltración y espionaje nazi dentro de Estados Unidos, por eso retuvo al banquero estadounidense McKittrick, quien era funcional a los intereses alemanes. Pero, tras las investigaciones de la Oficina de Seguridad (OSS), se consideró que su papel de informante sobre la evolución interna de Alemania sería de utilidad y se le permitió regresar al cargo, pero manteniendo congelados los activos del BIP.

En Basilea se reunían los banqueros centrales del bloque comunista y las directivas del BPI creían, acertadamente, que entre más cerca estuvieran los países comunistas al capitalismo, más rápido acabaría su sistema, tal como terminaría por confirmarse años más tarde. También algunos altos funcionarios comunistas visitaban las capitales de Europa occidental, la favorita era Bucarest, y la relación comercial entre Hungría y el BPI era de vieja data, por tratarse del país más liberal de ese lado de la Cortina de Hierro.

La decisión del BPI de sistematizarse y recopilar datos de los flujos internacionales de capital rindió frutos, y así pasó a convertirse en el banco mejor documentado, al recibir información proveniente de muchos bancos comerciales, incluso algunos con ubicaciones off shore, así como de los bancos centrales nacionales.

En suma, el banco se ha convertido en centro esencial de información para la banca comercial, lo que le trae enormes beneficios. Por ejemplo, el informe anual del BPI para el periodo 94-95 contenía, en 228 páginas, indicadores económicos y financieros, sobre comercio internacional, política económica, tipos de cambio y evolución de mercados financieros, entre otros, de las economías occidentales y en vías de desarrollo.

El BPI ya había advertido sobre los riesgos del excesivo crecimiento del crédito, las malas prácticas crediticias de los bancos comerciales, los excesos del sector privado y otros factores como catalizadores de una posible crisis por los enormes flujos de dineros fáciles, pero nadie prestó atención. ¡Ese anuncio fue su mayor mérito, pero su pasado, no por desconocido, es menos censurable!

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