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Fragmentación geopolítica en curso

Todo indica que la competencia intensa entre EE. UU. y China es el ‘nuevo normal’, especialmente en defensa y tecnología.

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La geopolítica se ha convertido en un riesgo persistente y estructural, aumentando su impacto sobre los mercados. El mundo enfrenta una cascada de crisis, desde guerras comerciales de EE.UU., pandemia de covid-19, invasión rusa a Ucrania y ahora conflicto en Medio Oriente. Estos eventos aceleraron la fragmentación global y la aparición de bloques geopolíticos y económicos en competencia, en marcado contraste con la globalización y la moderación geopolítica que vino tras el fin de la Guerra Fría. La reconfiguración de la globalización se está acelerando, a medida que tanto países como empresas favorecen la seguridad nacional y la resiliencia sobre la eficiencia de costos.

Por lo tanto, no es sorprendente que los mercados presten más atención a la geopolítica.
La fragmentación geopolítica es una de las causas de presiones inflacionarias y tasas de interés que se mantienen por encima de los niveles previos a la pandemia. Las cadenas de suministro se están volviendo largas y complejas a medida que países ‘conectores’ como México y Vietnam actúan cada vez más como intermediarios entre diferentes bloques geopolíticos.

Estos países pueden beneficiarse de la competencia entre bloques, pero se necesitará una inversión significativa en áreas como infraestructura crítica para que los beneficios se materialicen.

Las empresas que demuestren ser resistentes a las cadenas de suministro cambiantes tienen ventaja competitiva; algunas también se beneficiarán de políticas industriales como la Ley de Reducción de Inflación de EE. UU.

El impacto económico y de mercado de la fragmentación dependerá de si los cambios en el orden mundial son ordenados o no. Mayor volatilidad geopolítica y los crecientes conflictos en el mundo aumentan el riesgo de un camino desordenado e impredecible.


A medida que las acciones y otros activos reaccionan rápidamente a eventos geopolíticos, preocupa que no reflejen haber ingresado a un nuevo régimen geopolítico, donde ya no aplican las estrategias pasadas.

Sobre riesgos a monitorear, destaca el aumento de tensiones en el Golfo debido a la guerra entre Israel y Hamas. El peligro de escalada es alto, con ataques de grupos respaldados por Irán. La interrupción del transporte por el Mar Rojo muestra cómo el conflicto puede expandirse para obstaculizar cadenas de suministro y aumentar costos de producción.

Se mantiene alto el riesgo de competencia estratégica entre EE. UU. y China. La reunión entre los presidentes de ambos países ayudó a establecer un tono más positivo en las relaciones. Pero Taiwán sigue siendo un punto crítico, como lo muestra la reciente elección.

Todo indica que la competencia intensa entre EE. UU. y China es el ‘nuevo normal’, especialmente en defensa y tecnología.


Se anticipa una fragmentación profunda, con competencia intensa y menos cooperación entre países. Pero la reconfiguración de la globalización presenta oportunidades a países como México, India y Vietnam. También puede estimular el aumento de inversión en tecnología avanzada, energía limpia, defensa y otros sectores críticos para los objetivos geopolíticos de cada país.

Axel Christensen

Director de Estrategia de Inversiones para A. Latina de BlackRock.

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