Si revisamos con objetividad el ambiente que nos rodea, encontraremos innumerables similitudes entre la naturaleza y el comportamiento humano. Te quiero compartir una analogía de esa relación con el grupo de animales más diverso del planeta: los insectos, de los que podemos extraer importantes lecciones de vida.
¿Qué podríamos aprender de un insecto, del que, según la Nasa, es imposible que pueda volar? Sin embargo, el abejorro, levanta el vuelo con una increíble técnica, pues, contrario a sus congéneres mueve sus alas hacia adelante y hacia atrás, en lugar de moverlas hacia arriba y hacia abajo. El aporte es que muchos proyectos empresariales podrían ser ‘anti-vuelo’ por eso, hay que volar haciéndonos los sordos ante quienes nos dicen que no lo podemos lograr.
El siguiente insecto en la lista, es la abeja, que, pereciéndose al abejorro por tener un cuerpo voluminoso y alas muy pequeñas, podría correr el riesgo de no volar, pero a pesar de esa situación vuela, produce miel y poliniza las flores, esta última función, contribuye a la seguridad alimentaria del planeta trabajando arduamente durante el día para descansar entre 5 y 8 horas. Pensemos como la abeja, hagamos el bien a los demás que el dinero y la fama llegarán por añadidura, y tomémonos el tiempo necesario para descansar y recargar energía.
Otro insecto incomparable es la luciérnaga, que lleva en su cuerpo un producto químico que al reaccionar con el oxígeno produce brillo o luz, esa misma luz que irradian intensamente los ojos de un emprendedor, ejecutivo, profesional o empresario al hablar apasionadamente de sus proyectos, luz que muchos no soportan y buscan por todos los medios apagar (algo que sucede frecuentemente).
No podía faltar la mariposa, insecto que sufre una poderosa transformación durante su vida, porque siendo una larva rompe su crisálida para salir agitando sus alas y remontar el vuelo. Tal cual lo que le pasa a un emprendedor, que pasa por un crudo desarrollo cargado de aprendizajes muchas veces dolorosos, de los que años después mira a atrás para ver su cambio y remontar el vuelo viendo su maravillosa transformación.
Y para cerrar, la mosca, que desintegra la materia orgánica nos permite pensar, más que en su función, en su actuación, porque si observas este insecto cuando está dentro de un envase, te darás cuentas que choca una, y otra, y otra vez buscando escapar, a pesar de que a unos centímetros arriba hay un orificio por el que puede salir. Y en eso, sí que nos parecemos los seres humanos, damos tumbos con la misma barrera, estando a unas cuantas decisiones de lograr la libertad.
JUAN CARLOS QUINTERO CALDERÓN
CEO & Founder Gestión de Marketing.
